miércoles, 25 de enero de 2012

Asiento 36: repasos.


Repaso, pino a pino, por si un aire me hallara
más de lo que yo soy capaz de recordar.
Repaso mi temprana edad en aquel bosque adulto,
bosque desfondado ahora por darnos más
de lo a él ofrecido. Su piel resinada,
delirio de las llamas, nuestras manos manchadas,
su corteza, metida en el agua, en forma ya de barco,
nuestra máxima estancia en el juego natural,
patente, sin duda, de vida.
Hoy, acaso me demore en cualquier cintura
y consiga el rango de niño raso,
soldado, entonces, inequívoco de las piedras,
de lanzarlas sin piedad hacia las piñas abundantes.




Zambra de Son Aires de la Frontera

7 comentarios:

Amparito dijo...

La inocencia nunca vuelve
No te veo, hoy en día, haciendo algún daño a nuestros queridos amigos, los árboles
Besos sin corteza,
Pi

JosepMª dijo...

Dos ventanas
para mirar
lejanos pinos.
Manuel,
doble nostalgia...

Amparito:
Jamás, nuestras piedras,
hirieron un árbol.
Saltaban las piñas, sí.
(Con los piñones)
Una fiesta.

La corteza cuarteada
que tallábamos en naves,
desbordaba
(tres dedos por lo menos)
del tronco vivo.
Como un corte de pelo.
Y nunca al cero.

Sí pagamos caros
los incendios forestales.
¿Provocados
para comprar madera barata?

Y no te digo
el bosque de ribera
de mi memória.
Lo arrasaron

A veces me gustará olvidar...

Un abrazo.

JosepMª dijo...

Me doy cuenta,
ahora,
de que metí la pata
ortográfica.

Dos veces.
Acentué memoria
(que sí se acentúa en catalán)
A veces se me cruzan.

Y me comí una i con acento:
A veces me gustaría olvidar...

Shandy dijo...

Volver al futuro de tu pasado: entre el niño de ayer y el soldad de hoy, hay un cordón umbilical. La encrucijada es un bosque...

Besos

Tempero dijo...

Querida Pi, ¿que no me ves hoy haciendo daño a nuestros queridos amigos? Claro que no. Que arrasaría todos los eucaliptos y restablecería los robles y castaños de la costa gallega, por ejemplo, claro que sí. De tanto nos vamos a arrepentir los humanos devoradores de bosques y del campo.
Pero volviendo a nuestra infancia, Pi, mira por un agujerito y me verás haciendo puntería a las piñas. Te aconsejo que la tengo. ¡Y muy buena! Mis hijos te darían cuenta de la media docena de piñas que tiré este año, que por cierto, ya no las recoge ningún profesional.

Besos con forma de curasán.

Tempero dijo...

Josep, tú infancia creo que tira un poco más atrás que la mía. Depender de la naturaleza para el juego ha sido la mejor forma (y antes casi única) que hemos tenido para divertirnos. Y más: para conocer el medio y su valía.

Recordar, irse diluyendo el recuerdo, morir: un paso más en nuestra estancia.
La más de las veces, nuestra estancia con el niño que llevamos dentro produce desasosiego.

Gracias por tu perfección a la hora de comentar.

Un abrazo, Josep.

Tempero dijo...

Pepa, tú lo has dicho: la encrucijada es un bosque.
Hoy quiero perderme en él.

Un beso muy fuerte a tu presente.

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