domingo, 4 de diciembre de 2011

31

Abril: o áer apousa unha cidade nas ponlas
das bidueiras de abril. O noso fogar é.


Abril: el aire posa una ciudad en las ramas
de los abedules de abril. Es nuestro hogar.


Álvaro Cunqueiro, O POETA ESCOLLE ABRIL (El poeta escoge abril)























Ese adiós como larva intermitente,
ese verso lleno de retrospectiva,
la férrea disciplina del desvanecimiento,
la claridad del pasado
siempre,
siempre con su perfil de lengua,
el paisaje al que somos devotos,
aquella encina sola, aquel pino inclinado,
la gavia abierta como alimento,
esa adhesión a las mínimas cosas,
querencias,
querencias,
una botella durmiente para el último brindis,
una lluvia cereal de marzo
con un más allá de abril.




Minera honda de Gerardo Núñez con un más allá de trompeta

10 comentarios:

Sofía Serra dijo...

Feliz día de después del de tu cumpleaños, Tempero.
Un beso
El poema me ha dejado impresionada.

Carmen dijo...

Así es la rutina, aunque te mata esa muerte no es permanente.
Si eres capaz de librarte de ella y de la niebla con la que te tapa los ojos vuelves a la vida en todo su esplendor y su dolor.
¡Y con qué fuerza la sientes!

..estas palabras me hubiesen parecido apropiadas para esa fotografía en la que veo a un hombre que hasta sentado no olvida el movimiento sin desnortarse

y digo me hubiesen porque la fotografía no viene sola, tu poema se funde con la imagen de tal forma que yo ya los veo inseparables formando un retrato, un retrato hondo

besos, 46 por ejemplo

Shandy dijo...

Ay, el tiempo va y viene y vuelve... Poema evocador, melancólico y agridulce el tuyo. Sombras y rosas prendidas en las solapas del recuerdo. Pero el poeta viaja en la silla de anea hacia un más allá de Abril, y Abril no admite despedidas:renace en todas las primaveras. Por eso, meu amigo, cada catro de decembro sempre che direi:

¡Deica as rosas que veñen!

JosepMª dijo...

Una foto difuminada
(y así de hermosa)
para un claro concepto,
bañado en melancolía.

Yo también tengo, sin ser mío,
un árbol solitario
y algo inclinado.
Ese verso:
_el paisaje al que somos devotos_
lo capto visceral.

Ésto que sentimos:
¿Será un virus?
Menos mal que somos pocos.
(O menos bien)

Brindemos, pues,
con tu botella de vida.
A tu salud!

Tempero dijo...

Sofía: a mí, poemas como ese que he escrito, me alivian y me presionan. Dos actuaciones aperentemente contradictorias. Entiendo que al que no es autor le cause impresión.

Tempero dijo...

No te imaginas lo loca que puede volverse mi brújula. Que tenga medio claro el norte nada quiere decir que no mire al sur.
Que nos morimos está claro y que la rutina nos acrecienta la muerte en vida, también. Hay rutinas llenas de vida: las que no están ligadas a la producción y al dinero. Y tú lo sabes.
Acojamos la rutina del abrazo. Gracias.

Tempero dijo...

Pepa, aún marchito me conoces.
Y yo te contesto: ¡Hasta las próximas rosas! (aunque sean caninas, que las hay).

Tempero dijo...

No sabes cuánto aprecio esta comunión que tenemos, Josep, al lado de la poesía. Esa visceralidad oculta aparte de sentirlo como elogio lo capto yo como satisfacción. ¿Cómo no ser tan pocos? Es tan necesaria la poesía. ¿Quién no tiene un paisaje al que cantar?

Brindaré contigo con sumo gusto. La única bendición: la palabra sosegada.

América dijo...

Yo me uno a los que se impresionan,una imagen ,una pluma sensible,un corazón de poeta.Se observa y se calla.
Feliz cumpleaños.

Tempero dijo...

Son las conexiones, la memoria, el recuerdo, las vivencias, lo observado, América, quienes me llevan a enredarme a la palabra. Por lo demás, creo que tenemos un corazón similar: sístole-diástole.
Gracias, R.

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