Cuando era chica, mi tobogán estaba enfrente de casa, en las Peñolillas, en una piedra perfecta para ello y en la cuesta de tierra poniéndome un cartón en el culo. (C.M.L.)
Luminaria, vamos a hacer una luminaria, luminaria eran cuatro palos recogidos en calles aún de barro. Palos prendidos para hacer del fuego un puñal de luz. Éso es la infancia: un puñal de luz.
A la orilla del alma, Seguirilla de Javier Limón
8 comentarios:
mirando esta fotografía y leyendo tus palabras me nace una expresión (heredada como no, de mi madre) que pronuncio en voz alta con una sonrisa emocionada
¡almapuñetera!
y mira qué casualidad (o no...las casualidades son un misterio) el título de esta seguirilla
voy a hacerme un curcuñito* en esta Orilla del alma
un beso desde la luz de la infancia
*aunque no aparece en la Rae curcuño es una palabra presente desde siempre en mi vida, he investigado y puede tener su origen en Béjar
Que dos recuerdos más luminosos!
Con el permiso del poeta, hoy me siento en esa silla de infancia para recuperar la nostalgia de un "Puñal de luz".
Un puñal de luz!
Uaaauu!
Nadie puede definir mejor,
Tempero,
mi infancia,
como tus cuatro palabras.
Desde un montón de calendarios,
recuerdo una infancia feliz.
Muy feliz:
Espacios.
Rostros.
Nombres.
Colores.
Sonidos.
Olores.
Sabores.
Juegos.
Vivencias.
Este tesoro
no me lo puede arrebatar nadie.
A menudo, es un cosuelo a mi dolor.
Ahora,
hay miles de niñ@s
esclavos laborales,
soldados forzados
y esclav@s sexuales.
Quitarle la infancia a un niñ@
es destrozarle la Vida,
sin remedio.
Para los mal nacidos que lo hacen
no puede haber excusa,
ni pretexto,
ni olvido,
ni perdón.
Carmen, el Genil tiene mucho de hondura y de alma.
Si te da lo mismo, te haces un gurruño que, más o menos, significa lo mismo.
Gracias por esa entrega puñetera del alma. En un tris estuve yo de entregársela a un diablo bellísimo y cautivador. Pero ya se sabe, el diablo no se casa con nadie.
Besos.
Shandy, no te senté en tu Fiz querido porque no la llevaba. Pero cuando vengas a este Madrid has de fundir tu tafanario en la anea, prometido. Y haremos nuestros estos versos de Alfonso Pexegueiro:
Son o bulón frotante,
engraxador das tascas -
Te espero con mi puñal pequeño.
Besos, ruliña.
Josep, ese aullido ha sonado a lobo.
Amo las trazas lunares que de los lobos llegan, amo y defenderé al lobo. El lobo sólo se encarga de una cosa: de vivir y llamear con los ojos.
Abrazos, petit.
Me encanta cuándo el Tempero le dice "ruliña" a la gayega.
Un puñal de luz...Me viene a la memoria inclusive ese columpio que vuela alto cuando somos pequeños es como alcanzar el cielo.Nunca mejor dicho y escuchado a la Orilla del alma y si es por sequirilla mejor.
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