domingo, 16 de octubre de 2011

Asiento seis



















Poco antes de ser ruina,
que no somos ya en el instante mismo.

En el escombro de aquello
que alguna vez los hombres habitaron.
También al paseante que los contemple.

Duelo del hombre con sí mismo,
con el arte, con la nada.
Matemática y ruina,
las cuentas nos saldan.
No dejemos de andar.



Soleá de Anoushka Shankar y Pedro Ricardo Miño

6 comentarios:

Sofía Serra dijo...

Me encanta este poema, me recuerda la soledad del ser humano, sólo acompañado de vez en cuando por algunos seres humano de verdad.
Un beso, Tempero

JosepMª dijo...

En mi CD de música preferida,
está el sitar de Anoushka Shankar
y el de su padre.
Esta soleá es una joya de sonidos.

¿De qué monasterio es este austero claustro?

Magnífica la fotografía:
Tiempo/Espacio.
Ruina/Reconstrucción.
Puerta cerrada/Luz abierta.
Caminar/Reposar.
La (a)ventura de ser humanos.

Es cierto:
_No podemos dejar de andar_
estando vivos.

En el asiento cinco,
le dices a Sofía:
_Algún dia se decostruirá el campo hacia sus orígenes_
Amo la tierra (de todos)
Pero me falta tu fe.
Éste es uno de los (bastantes) motivos
por los que le tengo
afecto
a tu silla...

Isolda Wagner dijo...

Si un claustro en sí es la soledad, tu silla mirando al muro contrario es la soledad absoluta. En esta ocasión, me sobra el paseante.
Besos como cipreses de altos (que estarán por ahí)

Me voy por bastantes días. Os voy a extrañar.
Más besos.

Tempero dijo...

Sofía: Ese espacio lo conozco desde pequeño. Es el claustro de la iglesia de Santa María la Real de Nieva. Mi pueblo es una pedanía de éste. Conozco incluso a la gente que paseaba ese día ahí. La conozco desde muy pequeño. Cuando hice la foto ya sabía de la existencia de esas piedras pertenecientes a algún componente arquitectónico en su día en pie. La decisión de incluir a la gente, en este caso era el cartero de antaño, fue por la vejez y la soledad que advertí en ellos. La soledad en nuestros pequeños y secos pueblos apabulla más. Y lo de secos te lo digo por el carácter de la gente de allí.

Besos.

Tempero dijo...

Josep: la ubicación ya le he mencionado en el comentario respuesta anterior. Sólo me falto decir que el mencionado pueblo es de Segovia.

Dices que te falta mi fe. No tengo mucha fe en el futuro, aunque haya gente que se empeñe en decir que no existe. Claro que existe y que me causa cierto temor también. El nivel de explotación de la tierra y del ser humano es insostenible. Ya lo he hablado con gente y la conclusión con respecto a la economía es una deconstrucción del trabajo y de la tierra: hemos de volver a ciertos orígenes sin olvidar la técnica para trabajar más gente. No digo ya todos, sino más gente. De lo contrario será una ruina. El capitalismo es un puro robot y desde luego un robot no va a alimentar al resto de los humanos. O consumimos o sobramos. Posiblemente la solución sea una guerra en la que desaparezcamos un amplio porcentaje. Quien dice una guerra dice algo similar.
Bueno Josep, que no soy muy optimista aunque no viva mal.
Gracias por el afecto que tienes a mi silla. Afecto es una palabra que requiere mucho

Tempero dijo...

Sí hay un ciprés en el claustro, Isolda.
No me sobra la gente.
Algún día sacaré la silla de anea a pasear por Madrid y la colocaré en medio de zonas concurridas. A ver cómo reaccionan.

Si pasas por Madrid ya sabes donde estoy.

Besos.

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