sábado, 12 de noviembre de 2011

Asiento veinte




















Hasta ahora
tenía
tu sangre
de pisapapeles,
de pisapiel,
sangre viva,
sangre embalsamada,
colisión de sangre,
erupción
de vértebras ya.
Hasta ahora.



Bolero de Falete

10 comentarios:

Ventana indiscreta dijo...

¿No será verdad?

Tempero dijo...

No, Sofía, con respecto a tu sangre que comparto.
Es un poema ¿y algo más?. No es que los poetas mientan. A los poetas no hay que hacerlos mucho caso, sencillamente porque tienen sorbido el seso y eso los hace estar enajenados. Pero no diré yo si es verdad o es mentira. El poema es poder de la palabra y, probablemente nada más.

Un beso.

Tomás Rivero dijo...

Que sí, que sí, que los poetas somos todos unos mentirosos. Pero tienen sus razones, su enajenación: la verdad hoy no reina. La mentira como solución a esa búsqueda. Inventar la verdad a través de la mentira. Mentir hoy, es negar esa fama de "autenticidad" que dice tener la verdad.

Llegados a este punto, ¿de qué verdad estamos hablando? ¿De qué verdad venimos?
La verdad es revolucionaria. Negada la revolución, la mentira nos hace ilegales, clandestinos. Lo que yo decía: el principio: los poetas.

Abrazos cachirulos.

Tempero dijo...

Tomás, tú podrás mentir. Yo soy incapaz. No tengo la máscara de la mentira, al menos en la escritura. A dios siempre le mentiré, al Diablo no.
¿Con respecto a qué somos legales? Siempre me dieron mucho por saco las convenciones, el exceso de enrevesamiento de la sociedad. Más derecho natural y menos romano. Soy un puto iluso que aún cree en la poesía, que se identifica con ella, que goza con ella. La revolución es necesaria, y lo sabes. Pero no una revolución de mentira si no una revolución que rompa. Hasta la poesía actual necesita una revolución. La mayoría es una mierda.
Hay un poema de Keats que comienza así:

How many bards gild the lapses of time!

El traductor o quien lo ha vertido (me gusta más esta expresión) dice:

¡Cuántos bardos dan brillo a los lapsos del tiempo!

Pues en el mismo soneto hay dos versos que sobre los poetas o bardos dicen:

Pero no me ocasionan irritantes molestias
ni confusión alguna: es un grato tañido.

Intuyo cuando un poeta suda por la frente y de frente.

Tomás Rivero dijo...

Creo que tú y yo necesitamos trabajarnos la palabra mentira. La palabra mentira en la escritura. La otra mentira, la de la vida, esa ya intentamos corregirla escribiendo, precisamente.
Mi lectura de la mentira, es cínica. Evidentemente. No me dejan otra. La de los viejos cínicos perseguidos: exagerar la verdad para que parezca "otra verdad": otra mentira.

Cuando yo escribo un poema siempre digo verdad. Pero tú sabes que esa verdad es negada. La negamos todos. Negamos la belleza. Unos más otros menos. Depende de nuestra implicación. No es verdad esa verdad. Es mentira.

Los poetas mentimos porque esa es la única verdad.

Buen tema, amigo. Me gusta leerte.

Saludos.

Tempero dijo...

Este comentario, Tomás, tiene miga. Miga, algo de lo que ya se abomina y algo que a mí me llena de gozo. Tanto la del pan como la metafórica. No pocas veces he querido escribir lo que no soy por el simple hecho de escribir. Ficcionar; o friccionar con otra vida, como si la mentira fuese una mujer o una puta, seducirla, trabajártela. Eso de trabajarnos me ha recordado el lenguaje de los babosos que intentan esas conquistas. 'Te la tienes que trabajar', siempre tuve en ese concepto de 'trabajar' un desprecio por quien lo decía. Sé que tu imprimes el aspecto de rigor y seducción a tu frase. A veces estoy harto de meter la candencia de la vida en la fragua y darla en el yunque. ¿Quién lee poesía de verdad? ¿Quién sabe apreciar un buen martinete?

No hay mejor 'mentira' que una verdad exagerada. Cierto. ¿Será que la gente ya da tanto crédito a la mentira?

Es curiosa la expresión esa: ¡Parece mentira! ante un acto que asombra, o alguna ejecución bárbara. Pues ante esa verdad se dice: ¡Parece mentira!

Bueno Tomás, tú y yo tenemos que tomar una ración de palabras algún día.

Amigo, te presiento.

Tomás Rivero dijo...

Yo nunca, NUNCA, me he trabajado a una mujer. Me resulta baboso. Esa es la palabra. Me quedo con suducción y hasta ese "esfuerzo" llegó con las mujeres. Sé que siempre merecen más de mí.

Después de tu comentario, creo que nos hemos posicionado sobre la miga de las palabras mentira-verdad.
Y teniendo todo el tiempo del mundo libre, espero esa ración de palabras ya. Madrid es pequeño.

Un fuerte brazo.

Tempero dijo...

Ahí tienes mi perfil inalámbrico. Vivo en esa aldea de Madrid. Por la ciudad de las arenas también paso alguna ocasión.

600447334 (Manuel)

Tomás Rivero dijo...

Tomo nota de tu inalámbrico perfil.

¿Qué haces por esta ciudad de arena, que se forma y se deforma un tempero como tú?

Saludos.

América dijo...

Estimado Tempero.
Poco que decir,pero quiero dejar constancia de lo interesante y real de tu dialogo con Tomás Rivero.Eso me ratifica que el mundo de los poetas es inaccesible, nos queda disfrutarlos y olvidar interpretar sus escritos.
En cuanto a Falete,te cuento que me encanta y de no escucharlo aquí no te lo habría dicho.(Para andarnos con la verdad)
Cordiales saludos.
Vuelvo ha escuchar ese bolero para rasgarse las venas.

Publicar un comentario