jueves, 24 de noviembre de 2011

Asiento veinticinco





















Llevo en un saco
el fuego,
el único que sirve,
el superviviente,
el único que vierto
y se extiende.
Lo llevo.
Y bien atado.
Reciente,
cogido con las manos.
Fuego para dar
forma de memoria
al barro.
Fuego maniatado no.
Fuego que dilata
con una última palabra:
ceniza.



Montse Cortés en Chanson Flamenca

5 comentarios:

Carmen dijo...

me gusta la silla con las patas hundidas en la tierra y me gusta el fuego cerca tan cerca

me enfría un poco el sigilo de esa manguera con pose de serpiente acechando como queriendo maniatar las llamas

¡lo que me gusta una candela Tempero!

JOAQUIN DOLDAN dijo...

al final solo somos eso

Tempero dijo...

Icaro: tienes buena vista: la manguera salió por donde no tenía que salir.
Me gusta la palabra sigilo.

Joaquín: al final no somos nada, etéreo recuerdo, a lo sumo.

Isolda Wagner dijo...

Me gusta este asiento frente a la candela y tus palabras: Fuego para dar forma de memoria al barro. Prefiero no pensar demasiado en la ceniza, tenemos el fuego vivo, por el momento.
Otra desconocida (lo que me falta, ay...) que canta como los ángeles.
Besos mirando al fuego que hace y dehace.

América dijo...

Montse Cortés en Chanson Flamenca me descubre otra visión de la silla tan cerca del fuego,yo estoy imaginando el crujir de las ramas y el aroma que se va desprendiendo...Me voy por la ramas pero esas se pueden quemar también...
Es que los poetas son una cosa seria.
Un abrazo.

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