martes, 29 de noviembre de 2011

Asiento veintisiete: 75





















Darse al hecho del deshoje
o a la persistencia viva
de ese árbol, Inés,
nos convierte en uno más,
en humus humano,
en variante de raíz,
en fruto servible.
Y que así nos lleve
la naturaleza,
con las cervicales
bajo la nieve,
con un lince de por medio.



Bulería de Mayte Martín

11 comentarios:

Carmen dijo...

me encanta esta unión de poema y palabras con dedicatoria, porque consigue que vea su mirada viva y despierta sin mostrar sus ojos, transmite curiosidad al mismo tiempo que apego y respeto

felicidades

Inés González dijo...

Che Niño y por qué me salió la cabeza como una guinea? qué fue de mi capelo nero? parece que estoy en penitencia, pero una penitencia linda en medio de ese jardín y melocotonero.
Al lince voy a recurrir para brincar por lo prados, libre y sin ataduras corporales.
Gracias pibe por acordarte.
Y gracias tb por la Mayte tiene voz imponente.
Bsss

JosepMª dijo...

Hermoso árbol.
Verde secano.
Y esas tozudas cepas de abandono.
Empiezo a querer
esta silla
perseverante.

La figura sin rostro,
aunque se llama Inés:
Tal para _Cien años de Soledad_

_con las cervicales
bajo la nieve_
Metafísico estás,
amigo,
cual rocín famoso...´

Mayte Martín:
Voz templada.
Buleria desgarrada:
Ten ciudado.
_y me caló tu amor
hasta los huesos_

En general,
me encantan tus entradas.
Hoy,
la bordas...

Ventana indiscreta dijo...

Me parece que el Tempero se ha pasado con tu edad volviendo del revés la cifra. Ahora que leo lo del 'humus humano' recuerdo un chascarrillo que decía mi madre: 'lo que hayan de comerse los gusanos que lo disfruten los humanos'. O sea que primerito la carne entre nosotros y, después, si sobra, para la tierra.
Me agrada ese rasgo salvaje que atesora la parte final de tu poema.

Besos, alertador.

Shandy dijo...

Recogimiento, serenidad, mirada intemporal. Vida y muerte... Metafísico estáis, como dice Josep. Pero ten cuidao, que cuando la mujer se desmelene, quitándose el pañuelo, hasta las viejas cepas van a bailar la bulería de la Martín.

Tempero dijo...

¿Quien habló de cumpleaños, Carmen?
Si ya decía yo que un poco de vidente sí eres. Larga vidente. Apego es una hermosa palabra.
Ella te da las gracias, Inés.

Tempero dijo...

Que todos se enteren, Inés, todo tu capelo es un hermoso nido de cata.
Que lo sigamos viendo, al albaricoquero. Ya dijimos de su visita cada poco. Ahí él, que tú y yo sabemos porque está tan lustroso.

Besos.

Tempero dijo...

Bien nos defines a esas cepas de abandono con tu mirada, Josep: tozudas. A tal extremo que acaban muriendo. Pero hilos de hojas aún tienen.
Te diré el significado de:

Y que así nos lleve
la naturaleza,
con las cervicales
bajo la nieve,
con un lince de por medio.

Tan sencillo que si muero, que si muriésemos, al menos hubiera un provecho para la naturaleza. Odio esas cajas finales donde se mete a la gente. En los animales, la pureza de la muerte es en medio del campo. Ahora a los buitres se los alimenta, antes no. Vamos, que no me importaría que me comieran. Sé que el lince no es carroñero. Esto que te cuento puede tener más de macabro que de metafísico. Pero para mí, ninguna de las dos cosas.

Mayte Martín es mi predilecta.

Tempero dijo...

Inés sí alerta con su sexto sentido, Sofía. Ademas de su alegría y su vitalismo. Creo que tú ya lo has podido comprobar en más de una ocasión.

Besos, pizpireta.

Tempero dijo...

La serenidad, Shandy, es el principal atributo de mis pupilas y de la mitad de mis neuronas. Ahora, si hablamos del corazón, esa serenidad se pervierte...

América dijo...

Coincido con Carmen preciosa esta unión de poema y palabras con dedicatoria,la imagen me muestra dos que se conocen desde hace tiempo.
Esa Bulería de Mayte Martín la conozco (menos mal),no sé que me resulta vertiginoso si su voz o la letra...
Abrazos.

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