domingo, 27 de noviembre de 2011

Asiento veintiséis: para lo que otros escriben

Hoy soy quien leo a Ángel González.






















Mar de invierno. El agua gris
mancha de frío las rocas.
Tus piernas, tus dulces piernas,
enternecen a las olas.
Un cielo sucio se vuelca
sobre el mar. El viento borra
el perfil de las colinas
de arena. Las tediosas
charcas de sal y de frío
copian tu luz y tu sombra.
Algo gritan, en lo alto,
que tú no escuchas, absorta.

Son las gaviotas, amor.
Las lentas, altas gaviotas.






















Y quién escucha a Juan Pinilla en sus cantiñas dicho poema.


9 comentarios:

Tomás Rivero dijo...

Tempero, me parece mejor poema la silla frente al mar, con vuelo de gaviota sobre ella, que el poema de Ángel González. A mi me gusta más. Y sin palabras.

Un abrazo.

Tempero dijo...

Confluyeron gaviotas, mar y canción. Y poema.
Y los poemas como excusa ante una imagen es mejor que no estén. Ante una buena imagen. No sólo me lo has dicho tú.
Por hoy dejémoslo como excusa en estas tierras de secano.

Un abrazo, Tomás.

Isolda Wagner dijo...

No lo había pensado, pero me parece también que la primera fotografía es un poema en sí mismo; por otra parte nada extraño, tratándose de ti. La canción va en aumento y es preciosa.
Besos desde la orilla.

América dijo...

Me han llevado los vientos hasta la orilla,me gustan las cantiñas.La letra es absolutamente hermosa desde el principio hasta el final.
Una envoltura de la que solo hay que tirar del lazo...Hay una mezcla de ingenuidad y ternura. que me encanta.

Un abrazo señor Tempero.

Carmen dijo...

la primera fotografía es poema por sí misma pero sucede que hasta los poemas cobran otra vida con algún son

si este poema de fotografía echase a volar, en un dejarse llevar por un son, en una segunda secuencia, cuando esa gaviota con alas cortadas desapareciera de nuestra vista, lo haría con esta cantiña

lo que te digo con esto es que yo veo dos poemas, uno con silla frente al mar con gaviota de alas cercenadas (y otras caminando-tampoco vuelan-) y un segundo al son de la cantiña

Tempero dijo...

¿Tratándose de mí, Isolda? Cuidado que me valoras, M.J. Pero tienes razón, me quiebro por el decir poético, sea en la vertiente artística que sea. Porque me parece imprescindible y vital, lo poético.

Un beso, torre-molinera.

Tempero dijo...

¿Me trata usted de Señor, apreciada América? Creo que en el flamenco usted y yo tenemos ida y vuelta. A por un cante de esos iremos en próximas entregas.

Un beso, R.

Tempero dijo...

Icaro: los poemas buenos con solo mirarlos ya crecen, con leerlos por lo bajo se reproducen. Y morir no mueren, si buenos son.
Esa gaviota decidió colarse mientras yo preparaba la foto. En la siguiente secuencia hubiera estado más baja porque iba hacia la playa.
Yo lo que veo es que en esta época de noviembre ante un día soleado el mar es un lujo y un síntoma de vida. Yo no me baño, sólo paseo.

Shandy dijo...

Me quedo con la poesía del primer poema, y los versos de Ángel González en el temple de la voz de Juan Pinilla.

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