lunes, 24 de octubre de 2011

Asiento once: asiento incómodo.




















Una vez estuve en Belchite. Vi paredes agujereadas, techos de aire.
Edificios patrimonio de las balas, los obuses. De los abusos también.
Ruinas duraderas de valiente compostura. La guerra y su veloz descomposición.
La guerra y sus calabozos de ideas. La guerra y sus fines polvorientos.

No estuve en Sirte. E igual vi el desmán producido por la ansiosa artillería.
A partir de ahora, lo vivo pertenece a la estirpe del cemento.
No quiero estar yo en el censo del miedo. Ni que nadie esté. Y me es inevitable
que la memoria de esas paredes sea tan posesiva.
Mi pedir va por ver de nuevo las calles bajo su plétora de frutas.



Tona y debla de Mijita hijo.

Y a uno lo (a)marraban por la manos
y otros lo marraban por los pies
pero más grande era un castigo
y no le daban pan que comer.


6 comentarios:

Enrique Sabaté dijo...

Un cantar de hombres
y niños sin ganas,
patrones de esclavos
verdugos sin alma,
en la melodía
que entonan las balas.

Quizá no haya asientos, sino asientos incómodos a la vera de caminos cotidianos, si bien se mira.

Salud.

Carmen dijo...

de entre los terrones aparecen unas raíces (que parecen de película de ciencia ficción por salir de ese secarral) que luchan por aferrarse a algún asiento, ¿asiento-cobijo a falta de árbol-cobijo, a falta de pozo-vida?

para coger impulso estas raíces inusuales que en en vez de buscar la tierra buscan el aire tienen la ayuda de Mijita hijo, del que les llega el son cruzando la polvareda

Tempero, tenga usted un buen día (con su noche)

Carmen dijo...

fotografía polvareda
poema polvorín

el Mijita con muchos ay para mi gusto

un beso

Tempero dijo...

Enrique, bienvenido desde hace tiempo. Hay mucha gente que no cree en el silbido de las balas. Leí una noticia el otro día a propósito de la transición de Libia: en cada hogar hay un arma. No sé si exagerarán. Cierto es que la noticia y al arbitrariedad que propicia el momento estremecen.

Pero razón se halla en lo que dices, cualquier vereda puede resultar incómoda por la cercanía de un desmán, sin que sea guerra.

Sí se te ve cómodo a ti junto al rabel.

Salud siempre.

Tempero dijo...

El día es un continuo. La noche un engranaje del día. Y la raíz que aflora es de estramonio. Unas semillas de esta planta bien ingeridas y ya no hay más polvareda que valga.

Mijita me gusta mucho.
Y la expresión andaluza cuando dicen 'mijita' también me agrada, por su soltura o por su desparpajo.

Que usted vuele bien, Ícaro, siempre sin arrimarse demasiado al sol.

Tempero dijo...

Carmen, quítale algún ay y lo escuchas de nuevo.

Sin saberlo, a lo mejor estamos sentados en un polvorín.

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