martes, 22 de noviembre de 2011

Asiento veinticuatro: vías




















Tren,
una palabra
ya en desuso.
Si alguien viaja
dice AVE,
TALGO
o Cercanías.
Nadie dice tren
salvo un niño
o algún despistado
romántico.
Como tampoco se dice
vía muerta.

Queden pues,
los pies
como presencia
del viaje.



Fandangos de Antonio Rey

13 comentarios:

Isolda Wagner dijo...

Me encanta tu silla plantada sobre una vía muerta. Tengo que decirte que "vía muerta" es una expresión bellísima. El tren, sea como sea y se llame como se llame, es motivo de inspiración.
Besos, bien vivos.

Tempero dijo...

Si te fijas, Isolda, en las patas de la silla veras que cada vez hay más tierrecilla. Descuido el mío el no limpiarla bien cada vez que la saco al campo o a la ciudad. Pero es cierto, es una silla plantada. Lo mismo algún día tengo sillitas.
Las vías muertas siempre me cautivaron: lo que allí termina, lo que allí descansa; o...lo que allí empieza. Tuve hace tiempo unos relatos en Tempero en los que el tren fue el vehículo único y principal. Pero si vieras esas vías muertas donde están hechas esas fotos verías unos talgos quemados y muertos. Diríamos: la expiración por la inspiración.
Los besos no pueden ser de otra manera que vivos y con voluntad.
Y hoy, ¿no te dijeron nada los fandangos de Antonio Rey en colaboración con Vicente Amigo? Son como un trote.

Inés González dijo...

Ya sabes niño que lo mio no es el flamenco, pero tu respuesta a Isolada me hizo picar la curiosidad, y acabo de escuchar este fandango sentido y me gustó mucho, sobre todo esa voz que sale y dice "Ole Vicente"
Contenta estará la moza de estas patitas tan lindas en portada dedicada.
Muy buena la idea, presiento que en este caso la vía muerta marca "lo que allí empieza".

JosepMª dijo...

Vaya zapatos!
Me gustan más éstos
que los del Papa de Roma.

Tren:
Despistados románticos, seguro.

Fui al youtube
que apuntaste en la entrada anterior:
Antonio Rey.
No lo conocía.
Excelente.
Qué dominio digital!
Y hoy
encaja un seguido de agudos limpio
y preciso.
No soy un entendido en flamenco.
Es que la guitarra
(en buenas manos)
me conmueve...

Carmen dijo...

el tren tiene para mí un poder reconciliador, el paisaje me reclama, y se funde su rapidez con mi atención intentando que nada se me escape, ya sea nube o terrón

hoy he leído que para Hortensia también...

"...llevaba esa corazoná, así que lloré dos o tres veces pero luego se me fue pasando porque el tren me gustaba...y además el campo y los pueblos estaban la mar de bonitos por la ventanilla, y ya me fui animando."


Al final entre románticos y niños queda la cosa.

Y me quedo con el trote, que copiando la expresión a Josep Mª, me conmueve.

Me ha encantado este poema vivo

Tomás Rivero dijo...

Te faltó ALVIA y ALTARIA. Yo uso Alvia, y le llamo tren. Sigue siendo un tren. Aunque flote sobre las vías.
Bonitos zapatos.

Un saludo.

Isolda Wagner dijo...

No sé cómo se me pasó. Recuerdo haber escuchado varias veces seguidas esa guitarra, el sonido es magnífico. Las palmas, el cajón, el trote...
Más besos, Manuel.

Tempero dijo...

Tú me conoces bien, Inés. Muy bien, demasiado bien. Sabes que broto aún en vía muerta. Me alegra que tu oído transite flamenco. Sabes que cuando te lo explico te llega a emocionar como a mí. Pues ole.

Tempero dijo...

Josep, no soporto esos zapatos de Prada rojos. No soporto al Papa. Cuando vino a Madrid me tragué a posta alguna hora de su viaje y sus discursos. Y te diré que no sé de qué madera estará hecha la gente para que lo siga. Es necesario recuperar la hermandad y la laicidad, la cultura y el ocio como arte. No encuentro ningún sentido a lo religioso y menos a sus representantes. Esos zapatos del Papa: los quemaría.

Ya somos dos a los que la guitarra nos conmueve. O tres.

Tempero dijo...

Icaro: el poema es un ser vivo que se alimenta de los que lo leen. Aguanta mucho tiempo sin agua. A un poema si lo paseas en tren te lo agradece. Si lo compartes, también. Hay poemas que rozan la yugular: esos pueden ser peligrosos, por intensos.
Yo sólo trazo cuatro líneas, un pequeño esbozo de mi vuelo. Quizá el poema sea un pie a tierra.
Hortensia sabe mucho y me gusta como habla.
Fernando Quiñones sabía mucho de flamenco. Felix Grande, también. Trabajaron juntos. A Felix Grande lo vi el 28 de Octubre.
Los niños tienen un visión extraordinaria: el otro día el pequeño mío ante las urnas dijo: '¿son esas las cartas de los Reyes (lo decía por las de color sepia)?'
Debería ser los auténticos poetas, los niños.

Un abrazo.

Tempero dijo...

Son botas, Tomás. No las toqué, pero las vi. Tienen un poco de caña y cremallera lateral.
Ahora recuerdo un tipo de botas que mi padre llamaba de Fuelle. Yo usé unas. Antes había muchos artesanos. Antes, casi el ocio y el trabajo se fundía en un artesano. El artesano nos redimiría, seguro.

Abrazos, amigo.

Tomás Rivero dijo...

Es cierto, Tempero antes había muchos artesanos. Yo vengo de artesanos. Mi abuelo materno era guarnicionero y mi abuelo paterno corchero, trabajaba en la manipulación e industrialización del corcho: los tapones se hacían a mano.

Así que a mí me dejaron de poeta: otro artesano.

Además la palabra, se mire por dónde se mire, es bonita. Arte y sano.

Un abrazo.

América dijo...

Exquisita los fandangos de Antonio Rey en colaboración con Vicente Amigo como no reconocer esa guitarra.
En casa tengo un despistado romántico que colecciona trenes desde nino,y tengo una par de veces a la semana un niño que le encanta los trenes con ojos y boca.
Me quedo con la expresión ''trenes de cercanías'' todo parece estar a la vuelta de la esquina.

Me resulta curioso es punto de color tan vivo...

Un fuerte abrazo.

Publicar un comentario