miércoles, 30 de noviembre de 2011

Asiento veintiocho


























Se sabe que antes se hizo
una efímera pregunta:

¿por qué?



Soleá por bulerías de Guillermo Cano

10 comentarios:

Inés González dijo...

Es demoledora esta imagen Tempero, pero al margen de las connotaciones me gusta mucho, por la ocurrencia, por tu creatividad al otorgar a la silla como objeto, una acción humana, o no tan humana ya que algunos animales también se suicidan.
El poema es ambiguo contrasta con la evidencia de la imagen, los suicidas siempre saben por qué y los que asesinan también, aún con enajenación mental. En el fondo siempre se sabe, no?
Salvo que la silla no sea alguien que se suicida, sino otro símbolo, el amor por ejemplo, amor aniquilado, colgado, olvidado.
Entonces sí, el por qué? por qué? retumbará como un trueno.

JosepMª dijo...

Tremendo entramado
para oscuro suspenso.
Ayer me enamoraba esta silla.
Hoy me espanta.

Ancho abanico.
De la Piedad al Horror.
Como la Especie Humana.

Nuestro:
¿Por qué?
aún no tiene respuesta.

Y no he conseguido abrir
el canuto de la música...

Tempero dijo...

Te puede el análisis, Inés. También pude tener la idea de elevar algo a lo más alto, ¿no?
Lo que sí es cierto es lo que queda retumbando con otra pregunta: ¿hasta cuándo?

Tempero dijo...

¡Tanto hay sin respuestas convincentes!, Josep.
Le traspaso esta imagen a Hitchcock.
A veces uno no sabe si abrir el abanico o cerrarlo. Aquí sólo se airean ideas e intrigas, con arte, si se consigue.

Espero que puedas escuchar el tema propuesto. Hallarás alivio y buen cante, amigo.

Un abrazo.

Tomás Rivero dijo...

Un amigo mio respondió, por todo. Por todo.

Abrazos.

Inés González dijo...

Mirá si sos huidizo Tempero, es verdad también los tiros pueden ir por elevar algo a lo más alto, pero lo de la cuerda y la pregunta es lo que nos lleva derechito a la angustiosa asociación.
La pregunta posterior a la del poema goza de múltiples respuestas, menos mal! no?
En este caso sería hasta que la cuerda se rompa, habrá que estar debajo para recibir a nuestra viajera y evitar su segura destrucción.
bsss

Tempero dijo...

Hasta que dejó de responder, supongo, Tomás.

(Oye, que no hubo resaca, solo cierto sopor ayer.)

Tempero dijo...

No huyo, Ines, alterno posibilidades.
Y si se rompe la cuerda, ante nuestra viajera, la silla, yo me dejo romper la crisma por ella, por la silla, pero ella es bella, inmarcesible, de buena madera.

Tomás Rivero dijo...

Mi amigo buscaba una razón y las encontró todas.

No, no hubo resaca. El par de botellas eran buenas por contener vino. O como dijo mi querido César Vallejo:
¡Oh vino que enviudó de esta botella!

Tempero tenemos que guisar nosotros la próxima vez.

Abrazo.

América dijo...

Alivia la Soleá por bulerías,bellísima y yo siempre insisto en esto : por mi vera o verita siempre logra conmoverme.
La fotografía tiene todo lo necesario para ser perturbadora,críptico texto.
Abrazos.

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