viernes, 28 de octubre de 2011

Asiento catorce: epitafio




















Si alguien muere,
que muera con tiempo,
con tiempo de vivir.



Siguiriya de Tomasa la Macanita

9 comentarios:

Sofía Serra dijo...

...qué paz...qué bene-ficio este sitio tuyo... cuánto bien para mí
Un beso, tempero

América dijo...

Esa silla vacía hoy me habla de la ausencia total,de las partidas sin retorno y de aquellos que llevamos por siempre en el corazón,la Siguiriya me ha atravesado el costado, efectivamente los latidos de la muerte se sienten en las venas, también se muere de pena y desilusión.

Inés González dijo...

De tierra a madrugada vas, si el día
llueve tristeza, allí donde tu cuerpo
inaugura su sombría majestad, su luto.
Pero en torno al deseo, boca efímera,
¿qué esperas de esa última revelación,
ese relámpago de oscuro desconcierto?
Piedra serás, rama muerta, máscara fiel
en el exilio de esta ciega noche.

Alvarez Ortega

JosepMª dijo...

Ante la cierta muerte,
que no temo,
dejo la sosegada silla
y sigo el camino.
Hasta donde me lleve...

Tempero dijo...

De paz los cementerios están llenos. Eso creo, Sofía. Digamos que hay como una paz inquieta. Ese sitio es muy recomendable para charlar, para correr (alguna vez lo he hecho y me han llamado la atención diciéndome que no era sitio ese para...), se corre de maravilla, silencio. Un sitio que si lo disfrutas te toman por loc@. En la vida, que nos quiten lo bailoteao.

Tempero dijo...

El no retorno es algo que en nuestro modo de concebir la vida nos surte de desasosiego y tristeza. La certeza del no retorno cuesta digerirla. A mí también. Para ello los recuerdos, trabajar en ellos.
¡Qué forma de entrarte la seguirilla!,¿no?

Gracias por atravesar el mar hasta este espacio.

Tempero dijo...

Inés, por nuestra complicidad, por nuestro conocernos te voy a retocar un tramo de ese poema cuyo autor tanto reivindica Gamoneda.

Sabes que en torno al deseo, siempre boca ancha, de ballena. Aunque no todo el krill es deseo. Ser un tragón es otro cantar. Y aquí, el buen cante prima.

Tempero dijo...

Te dejo Josep, este poema de Giuseppe Ungaretti

Non gridate più

Cessate d'uccidere i morti,
Non gridate più, non gridate
Se li volete ancora udire,
Se sperate di non perire.

Hanno l'impercettibile sussurro,
Non fanno più rumore
Del crescere dell'erba,
Lieta dove non passa l'uomo.

Su traducción, a cargo de Carlos Vitale (en le libro de G.U. titulado 'EL DOLOR', en Igitur Poesía) es la que sigue:

No gritéis más

Dejad de matar a los muertos,
No gritéis más, no gritéis
Si aún los queréis oír,
Si esperáis no perecer.

Tienen un imperceptible susurro,
No hacen más rumor
Que el crecer de la hierba,
Dichosa por donde no pasa el hombre.


Creo, y te juzgo, que al lado de donde tú pisas sí sale hierba.

Isolda Wagner dijo...

Y con tiempo para permanecer...
Besos, Manuel.

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